9 de julio de 2013

Análisis: Anima Barda Nº13, especial ucronías. Peculiares.



Por fin hemos subido este número de la revista. Se ha resistido porque todos (menos uno) los relatos tienen ilustración, pero ya está, ya la podéis leer gratuitamente. ¡Vamos!
El especial de las ucronías ha sido una idea muy interesante. No os lo voy a negar, he creído que se nos iba de las manos. Pero finalmente el resultado es satisfactorio. Estoy muy orgullosa de este número.

Personalmente, no es favoritismo (la gente que me conoce lo sabe), los relatos que más me han gustado han sido los de Jorge Plana. El libre, para ser quince páginas, se lee enseguida porque mantiene el ritmo en toda la narración. Además, al ser distópico, a mí me atrae más, tiene ese punto posapocalíptico con una atmósfera muy bien definida pero sin aburrir con descripciones. Te pasas todo el relato oliendo a polvo. Y el final... no te lo esperas, no te lo ves venir.

La ilustración de Osario, el relato posapocalíptico de J. R. Plana.
Su ucronía transcurre en una Guerra Fría distinta a la que conocemos, porque la II Guerra Mundial la ganaron los alemanes. Con lo cual la trama se basa en cómo un grupo especial del ejército se infiltra en Alemania para llevar a cabo una misión de la que el protagonista sólo sabe algún detalle. Alto secreto a tope. Lo más llamativo de este relato es la forma en que está contado. El protagonista lleva un diario y nos relata en primera persona sus impresiones desde lo guapa que es la jefaza hasta sus sospechas de la misión.

Mi otra debilidad es Carlos J. Eguren, que nunca me decepciona. En este caso el protagonista de su ucronía es Bécquer, que utiliza una máquina del tiempo para salvar al mundo de una invasión extraterrestre. Con este resumen no puede ser malo, y no lo es. Aunque en algunas partes del relato puedes perderte, por los saltos, a mí se me hizo ameno, entretenido y por supuesto muy recomendable por el toque de humor tan peculiar de este canario.

Bécquer con un helado de fresa.
A Eleazar le sirvió de inspiración su quedada de kendo para hacer una ucronía muy ligera y juvenil sobre unos estudiantes que viajan a un Japón prácticamente medieval, ya que no han tenido la apertura a occidente, para entrenar con el famoso sensei Yoda.

Siguiendo las lecciones del sensei Yoda.
El resto tengo que reconocer que no son de mi estilo, pero nos sentimos muy orgullosos por la calidad histórica y la riqueza de detalles, sobre todo de Manuel Santamaría, que hace una ucronía de la batalla de Cádiz con tintes de Alatristes en absoluto desdeñable. Y no puedo dejar sin nombrar la precisión histórica del relato de Rubén Fonseca, que va sobre la guerra de Aníbal el Cartaginés. Toda una delicia para los que os guste leer algo histórico y cortito.

Aníbal y sus tropas.
Por mi parte... He escrito dos relatos que no voy a criticar sólo os los voy a vender. Uno libre, erótico y veraniego para subir la temperatura con un vecino del apartamento de vacaciones muy sexy. Y mi ucronía. Una visión distinta de lo que hubiera sido Cataluña si Franco no hubiera ganado la Guerra Civil, con aliens de ojos azules y gran ambición (sí, exacto, esa es la cara que se te queda al oírlo).

El general Vicente Rojo.
En definitiva, este número es largo. Además he tenido la oportunidad de que nos responda a algunas preguntas Laura Fernández, autora de La chica zombie, además de meter dos reseñas: Drive de James Sallis y Show, la segunda parte de Play, de Javier Ruescas. Y la crítica de El hombre de acero.

En la variedad está el gusto. Como siempre os recuerdo que os la podéis descargar gratuitamente en varios formatos, para mí el epub es el más cómodo, aunque no podamos apreciar en plenitud las ilustraciones. Y que espero vuestras impresiones. ¡Ya tenéis lectura para el verano!

¡Juzga por ti mismo!

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