4 de septiembre de 2013

Crítica: Mad Men, sexta temporada. Más Draper, más Benson.

Una temporada con algo de altibajos que deja con ganas de saber cómo va a terminar Don Draper.


¿Por dónde empezar? El principio de la temporada fue como nos tienen acostumbrados. Argumentalmente no avanzaba mucho, con subtramas, clientes… Hasta que sin siquiera olérnoslo, la agencia de Don aumenta el equipo y el nombre. Y Ted deja de ser un estupidito y se convierte en un buen publicista, haciendo la competencia a Don, poniéndole celoso con Peggy.


En la primera parte de la temporada, por dividirla de alguna manera, Don vuelve a las andadas, a su inconformismo crónico, a complicarse la vida, en este caso con su vecina de abajo, de la que aparentemente se enamora. Ella lo deja y acaba explotando, o casi. Ay, Don…

Hay muchos artículos que hablan sobre los guiños visuales que nos dan pistas sobre la séptima, y posiblemente última, temporada. Que si la camiseta de la estrella de Megan, la lectura de Don en el primer capítulo… No lo neguéis, los guionistas nos tienen en sus manos.

Esta temporada me ha gustado mucho. Más que la quinta. Porque necesito a Peggy, y eso que antes la odiaba. Me parece muy humana la relación que han creado en torno a Peggy y Ted. Y qué momento de Peggy apuñalando a su novio. Porque, algo que es habitual desde la cuarta, los toques de humor y absurdos también están presentes en esta, algo que agradezco para quitarle hierro al drama y la tensión de Don.

Quiero destacar el peso que le dan a los problemas empresariales que puede tener “ir por libre”. Conflicto de intereses, sí. Y orgullo llenando la sala de reuniones de la agencia. Soy fan de Mad Men.


Visualmente hay capítulos intachables y poéticos. Muy agradables y evocadores. Esta serie quiere seguir ganando Emmys. Va más allá del argumento, de los personajes… Porque puede ir más allá.

Te deja con la boca abierta en varios capítulos. Como el reencuentro con Betty, que vuelve a ser guapa y rubia. Y esa mortífera frase, tan letal como cierta: “Pobre chica, no sabe que quererte es la peor forma de llegar hasta ti”.


En un marco de revueltas con la guerra de Vietnam y la muerte de Martin Luther King como telón de fondo, las drogas y lo hippie están presentes a lo largo de la temporada.

Ya está bien de rollo, la pregunta del millón es: “¿Quién es Bob Benson?”. Y qué papel tendrá en la séptima. Desde luego, es meritorio el trabajo de los guionistas, este chico ha entrado por la puerta de atrás para tener cada vez más escenas hasta convertirlo en una trama que, esperemos, no defraude.


El resto de personajes siguen en su línea, aunque la de Peter Campbell está claro que es decreciente. No hay un personaje más patético que él, hasta me da pena. He echado un poco de menos a Joan, demasiado eclipsada.

Como he dicho antes el resurgimiento de esta temporada es para Ted. Tiene muchos minutos y una importancia relativa. Mantiene la rivalidad con Don, incluso crece. Pero sobre todo es su historia con Peggy, es cómo reacciona, su poca tolerancia con el alcohol… Me ha encantado este personaje.


En fin, no voy a descubrir nada, es Mad Men, es una sexta temporada que mantiene el nivel y mejora respecto a la anterior, y nos deja con muchísimos interrogantes, sobre todo con la posible sede en Los Ángeles. ¿Quién es Bob Benson?
¡Juzga por ti mismo!

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