Reseña: Anna desde el infierno (Anna vestida de sangre 2), de Kendare Blake. Y vivieron felices.

La segunda y conclusiva parte de Anna vestida de sangre es un buen desenlace, una continuación más misteriosa que cierra todos los puntos sin que muera (más) nadie en el camino.

Tardé lo suyo en encontrar ganas para leerme este final. Había topado con muchas reseñas mayoritariamente negativas, con lo cual lo fui posponiendo. Una estupidez porque, si bien no es la novela del siglo ni mucho menos, es una entretenidísima lectura y una más que decente fin de saga.

Algo obvio, pero que no me importa matizar, es que para leerme una segunda parte me tiene que haber gustado la primera (eh!, dije que era obvio). Y me gustó, como dije, me pareció un buen libro teen, con violencia y una trama no tan petarda y más argumentada que la que nos encontramos por ahí (Daaaaaashner -musical-). Por eso he querido terminármelo, por eso y porque la autora no ha cedido a los impulsos del mercado convirtiéndolo en una trilogía, que hubiese podido hacerlo. Con mis respetos hacia ella y mis dudas por las reseñas negativas, lo empecé. Y no sé por qué había tardado tanto.

Anna desde el infierno comienza poco después de donde acabara el primero. Con Cas intentando superar la perdida de Anna, con Carmel y Thomas en busca de fantasmas malos que patear.

Y aquí debo volver a insistir en el asunto. No es nada nuevo, más personajes que ven fantasmas, la autora reconoció que le encantaba Buffy, y se nota en el ritmo y la acción de la novela. Pero ante todo es un libro entretenido, hecho para pasarlo bien, para devorarlo, incido en pasarlo bien. Porque no hay ninguna situación en la que pegarías al protagonista, te las presenta y tu entiendes que Cas actué así, no tiene más remedio, con lo cual disfrutas con las aventuras.

Individualmente este me ha gustado más, porque si en el primero me quejaba al echarlo de menos en este lo he encontrado: ¡más misticismo! Estamos hablando de la muerte, del otro lado, de rescatar a Anna del infierno donde está sufriendo. Esta parte se la ha tomado más en serio y sí, es más tenebrosa comparado con la primera, hay un mejor equilibrio entre la asociación, el bosque de los suicidad y el mismo infierno. Hay que tener en cuenta que en ningún momento estoy hablando de terror.

Los personajes, además de ser los mismos, están en su línea. Cas me gusta mucho aunque mi debilidad es su mejor amigo brujo/telépata Thomas. Carmel, la chica, es... Da alguna sorpresa, así que es pasable. En esta parte conocemos más a Gideon, y me esperaba más de presencia conforme se lo imaginaba Cas, pero compartimos con él la decepción, ese desencanto de tener a una persona en un pedestal y luego comprobar que ha envejecido y no es tan admirable como imaginabas.

Los nuevos... Jestine, a Jestine le falta profundidad, es un estereotipo y luego realmente no es relevante (yo creía que iba a morir, pero esto es teen, así que nada). Y Burke, el líder de la secta como dice Cas es... Un rival, una suerte de antagonista que protagoniza algunos diálogos divertidos.

Recuerdo que está en primera persona, desde el punto de vista de Cas, por lo que emana dinamismo e intrepidez por todas sus páginas.

Venga, voy a decir algo negativo. Creo que el final es demasiado precipitado. En plan Anna, vámonos, y luego lo que pasa. También esperaba, mi espíritu romántico lo ansiaba mas bien, que el reencuentro fuera más... visceral. Que no muera nadie, después de tantos rituales y repetirnos los riesgos me parece poco coherente. En fin, el final, final no me ha convencido pero no desmerece el resto del libro y de la saga. Saga que quiero que continúe, y ya que no puede ser con Cas pues con Thomas, o que haga una precuela. A lo tonto la autora ha creado un universo chulo y nada desdeñable sin grandes dosis de creatividad. Lo que demuestra, una vez más, que no es lo que cuentan sino cómo te lo cuentan.

En fin, recomiendo esta saga de dos libritos como lectura ligera y entretenida. Sobre todo con este último me lo he pasado muy bien y lo he absorbido, la verdad.