26 de julio de 2015

Reseña: Beautiful Secret, un secreto explosivo (Beautiful Bastard, 4), de Christina Lauren.


Las autoras mantienen la línea de los anteriores, acercándose quizás más a los primeros. Aún así peca de lo mismo y el desenlace se hace soporífero. Ameno pero flojo.

En verano siempre me apetecen este tipo de lecturas, y con Christina Lauren sé que al menos narrativamente va a estar bien. Otra cosa es la historia. Es complicado superarse, pensar algo distinto... Pero realmente quienes llegamos al cuarto de esta saga queremos lo mismo pero con otros protagonistas. Y eso pasa en este, solo que los protagonistas no son tan carismáticos como Sara, Bennett o Max. 

La historia de Un secreto explosivo es igual de básica. Ruby es becaria, ingeniera, y está tremendamente enamorada del buenorro dueño de la empresa: Niall. Sofisticado, británico, viril... ya sabéis. Él por su parte acaba de salir de un divorcio (sí, aunque tenga veintinueve años) y es inseguro y retraído. En fin, por trabajo se tienen que ir los dos a Nueva York y surge el amor. Fin. 

Su estilo es simple, el lenguaje coloquial... Escrito desde el punto de vista de ambos en primera persona, con capítulos alternos. Es correcto.

Lo que no es tan correcto es la manera de manejar el tiempo. Es uno de los problemas más frecuentes, para evitar meteduras de pata es tan fácil como ser impreciso y mencionar de pasada que estás en tal mes, para que el lector tenga una base de cuánto tiempo ha pasado. Este no es el caso. Christina Lauren nos plantean que se van un mes a Nueva York para hacer negocios. Pues bien, según nos lo cuentan los protagonistas durante sus primeros días podrían haber pasado dos semanas. Pues no, de golpe y porrazo pasas la página y, de seguido, ya están de vuelta a Londres. El tiempo está mal llevado y resulta confuso.

Los personajes... voy a sacar mi lado feminazi. Estoy un poco cansada que ella sea "la joven" y él "el hombre de éxito". Siempre es lo mismo, ella recién licenciada, él jefe. Como para poner de base una relación primaria de poder. ¡Bof! Claro las chicas siempre son espabiladas, muy buenas en su recién estrenada profesión, inteligentes, sexys... Esto es literatura, perfecto que los roles sean utópicos. Pero podrían cambiarlo, ¿no? Podría ser en el siguiente la protagonista la heredera de una empresa familiar, jefa, y que él sea el que se abre camino. ¿Por qué no?
Después de mi alegato tanto Ruby como Niall son... buenos. Personajes que no tienen ningún rasgo malo oculto. Se llevan bien, ella es divertida y él es más serio y contenido. Salta la chispa porque se sienten terriblemente, y digo TERRIBLEMENTE, atraídos el uno por el otro. 

El punto algo original es que no se acuestan hasta... ¿la página doscientos y pico? Él solo quiere tener relaciones plenas cuando tenga claro lo que siente por ella, cuando sepa que está enamorado de verdad. Perfecto. Así que se dedican a masturbarse. Muy intensamente, claro. 

Lo que más me gusta de estas señoras es cómo escriben las relaciones sexuales. Son gráficas pero a la vez limpias, sin palabras malsonantes, dominan el lenguaje. Y el resto... es lo que ocurre para justificar las escenas sexuales.

Y aquí es donde aparece el problema, y eso que me lo esperaba. Porque los otros también son muy peliculeros. Pero si hago memoria y el enfado de Chloe del primer libro me había parecido exagerado, el conflicto, el drama en este es como... para cerrar el libro y tirarlo por la ventana. Incoherencias incluidas.
Pongo en situación: Ruby es hija de psicólogos, siempre habla de todo, de sus sentimientos... de todo. Pues bien, en el momento del conflicto, que no digo que no se enfade, pero en el momento del conflicto digamos que se enfada y gira como una pera. Y gira como una pera dos meses, ¡se tiran dos meses separados por una gilipollez! Que si lo hubieran hablado... reconciliación y listo. ¡Bah! Es por pura necesidad de meter un conflicto, separarlos y luego al final se junten y hagan las paces tórridamente entre nubes de azúcar y "Te quieros" de neón rosa flotando a su alrededor. Una mierda.

Lo que más me ha gustado de este, sin embargo, es el humor. Sobre todo al principio, luego va perdiendo la chispa. Pero Ruby, hay que reconocérselo, es simpática y graciosa y me ha sacado alguna sonrisa por lo absurdo de la situación. 

Así que a modo de conclusión... No hubiese pasado nada si me hubiera parado en el segundo libro de esta saga. Este no está mal pero el final es cero satisfactorio. 

*No me gusta hacer hincapié, ni siquiera mencionarlo, pero ya que este libro está publicado por Mondadori, grande donde las haya y con muchos recursos... Me he encontrado faltas, y creo que son de traducción. En adjetivos hay femeninos que son masculinos y viceversa.

¡Juzga por ti mismo!

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