20 de abril de 2016

Reseña: El rugido de las sombras, de José Luis Díaz Caballero.


Un thriller con buen ritmo donde las motivaciones personales y el egoísmo de los personajes se enredan en una trama compleja y violenta.


Llegué a este libro por casualidad, y sabía que la sinopsis podía augurar una buena historia o un tostón tremendo. Pero estamos ante lo primero.

Es complicado resumir la historia para que os hagáis una idea, sin contar demasiado. Digamos que el epicentro es una mina del Congo y el mineral que se puede sustraer de ella. Un material que empresas europeas usan para la tecnología, un mineral que también tiene fines médicos. Partiendo de aquí conocemos a un general del Congo que tiene el control de la mina, a un abogado que representará al general, a una empresa y varios directivos interesados en el mineral y un mercenario, exmilitar, que trabaja para que su cliente tenga ese mineral.

La gracia, y uno de los alicientes, de esta historia es la forma en que está narrada. Aunque a veces es un arma de doble filo. Los capítulos son cortos, y durante las cien primeras páginas el autor nos va presentando a los personajes manejando muy bien la información que nos da, que da al lector, creando ese suspense tan necesario en las novelas de este género. Porque no somos conscientes de la implicación de todos los personajes hasta bien avanzado el libro. Aunque comparten todos el mismo interés por el mineral, no sabes dónde va a desembocar. Te intuyes que todo va a explotar en algún momento y es lo que hace que sigas leyendo a buen ritmo.
Decía lo del arma de doble filo. Igual que al principio nos hace continuar y continuar leyendo esos capítulos cortos, los saltos, ya en el nudo del libro, a veces se hacen molestos. Porque quieres saber qué le pasa a ese personaje, no que te lo cuente después de un capítulo entre medias de otro. Entonces el recurso para crear tensión a veces es crispante.

Considero que la fuerza de esta novela está en los personajes que ha creado José Luis, y cómo nos cuenta sus vidas sin que nos demos cuenta, integrándolas en la historia principal. Fijaos, que yo no soy muy amiga de los flashbacks, muchas veces emborronan la lectura, aquí no pasa. Es cierto que de algunos personajes que no me han gustado tanto me resultan innecesarios, pero de otros me ha encantado indagar y saber más de sus vidas, como del general Mubumba.

Y hay que destacar la complejidad de todos ellos. Porque ningún personaje es «fácil». Todos tienen grandes cargas y traumas psicológicos. Ninguno tiene una vida sencilla, por así decirlo. Y crear y diseñar bien este tipo de personajes es complicado. Y meritorio que le hayan quedado tan bien, porque a pesar de la cargar dramática, son naturales, las reacciones y actitudes son naturales y eso es de agradecer y de valorar.

El lenguaje es culto y coloquial cuando tiene que serlo. Tiene un estilo en la narración característico, muy fluido, con descripciones sencillas y tajantes que favorecen el ritmo de la lectura. Y por supuesto se nota que el autor es abogado en los tecnicismos, bien usados, que emplea de su jerga.

Quiero destacar la violencia del libro, lo comentaba a un amigo, cuando se te presentan thrillers, o la idea que tenemos de thrillers, sobre empresarios y tramas como más financieras, la tensión siempre está en el manejo de información, en secretos, filtraciones… Sin embargo, aquí, aun siendo en parte una trama de ese estilo, el autor también crea la tensión con violencia, a veces cruda, pero siempre coherente con el personaje y con la historia. Nada gratuita, está en su justa medida.

Por decir algo más negativo, puede que lo que menos me haya gustado haya sido el final. Aunque era capaz de verlo como una película, secuencia por secuencia. En cuanto a la trama, sí que es inevitable, pero me ha resultado algo precipitado. No me hubiese importado que lo desarrollara más.

El rugido de las sombras no es un thriller estándar, la narración, la trama y la estructura te sorprenden y te enganchan. Así que los amantes de este género seguro que lo disfrutaréis, y encima producto español, que no se diga.


¡Juzga por ti mismo!

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