25 de mayo de 2016

La extraña tienda de Río Rojo, ¿por qué en serial? ¿por qué un western?


Salirte de tu zona de confort siempre es bien. Por eso, entre otras cosas, me lancé al western y en forma de serial, porque no dominaba ni el género ni los cliffhangers. Pero, oye, el resultado es divertido.


Siempre soy yo la que está encima de los autores, pidiendo, preguntando, motivando... Es interesante estar en el otro lado. Claro que, para los ronin, para David, que me sufrió estoicamente, seguro que no se lo parece tanto. 

La extraña tienda de Río Rojo fue todo un reto, empezando por el título —algo que no llegué a tener hasta tres días antes de que saliera la primera parte—; demasiado largo, con lo que me meto yo con los títulos. Ironías de la vida. 
El formato es lo que me ha supuesto mayor esfuerzo. Yo por lo general no soy muy amiga del cliffhanger, los encuentro normalmente tan burdos que me parecen, muchas veces, un insulto a la inteligencia del lector. Los hay de todos los tipos enrevesados, manipuladores, cortantes... En mi serial, desde luego, no encontraréis capítulos con grandes revelaciones y fundido en negro. Ya hemos hablado muchas veces de estructurar las novelas y la trama, aunque distraigas al lector, tiene que tener un hilo fino que permita al que está atento olérselo. Así que mis cliffhangers son cortantes, esos del fundido en negro antes de la acción, que te deja pensando «la que se va a liar». Esa era mi intención, al menos.

Sí, esto está muy bien, pero ¿de qué coño va el western? Va de personajes que subestiman todo el tiempo a quienes tienen en frente, y por eso se meten en jaleos. El punto de partida es un encargo, que realiza una ladrona y su compinche. Pero una ladrona que va de señorita. El encargo los lleva a un pueblo dejado de la mano de Dios y, cuando están ya contando los billetes, después de retrasos inoportunos, pues empiezan a ver que el encargo no era tan simple; aquí entran elementos weird, pero a los protagonistas les da igual lo que pretendan los indios o Madame Sabine (a la que han robado), ellos solo quieren contar esos billetes en otra parte. Pero no puede pasar eso, no habría historia, así que se ven muy envueltos en movidas chungas con lobos de humo y rituales extraños, pero eso ya lo veis si lo leéis.

Hay tres protagonistas, aunque el peso narrativo reside en uno de ellos y en la secundaria. Siempre me gusta dar matices a los personajes, aunque sean estereotipos que ya conocemos o «gente normal». Vale, ya me dejo de mierdas. Tres protagonistas. Por un lado está Caroline y Wilbur. Caroline tiene más voz y la historia gira en torno a ella y a las decisiones que va maltomando. Es una petarda, es cierto que me lo he pasado genial con ella, en sus diálogos, pero es una mujer caprichosa y egoísta que lía a todo el personal sin dar las gracias ni disculparse, aunque luego a la fuerza llega a ser heroína a su manera. Wilbur es socio, pero empleado de Caroline, lo concebí como un sexagenario racional y avispado. Al principio iba a tener más voz y más protagonismo, pero ya me pasaba de extensión y no lo desarrollé como me hubiese gustado. Por otro lado tenemos a Harry, mi favorito desde luego, el vaquero, un hombre calmado con sus chanchullos, pero sencillo, acostumbrado a vivir sin grandes lujos. Eso sí, valiente y coleccionista de armas. Y no me he podido resistir a meter esa tensión sexual tan de las pelis de la época con el susodicho momento beso apasionado  —adoro Lo que el viento se llevó, ¿y qué?—.

Escribir y desarrollar la historia de estos personajes fue fluido, aunque en la tercera parte me atasqué un poquito. Yo creo que se nota, para mí es la más flojita de las cuatro, pero luego el desenlace y el final te dejan arriba —aspiro a la perfección, pero a veces no la consigo :D—.
Acepté la propuesta de Víctor de escribir un serial para probarme, porque soy muy vaga y escribo muy poco. Y mira al final son veintitrés mil palabras y tan contenta. Elegí este género porque, para un serial que se caracteriza por el entretenimiento puro, no me quería meter en demasiados jardines, y un western siempre es divertido. Le tenía ganas. Y ya que me ponía pues cambiaba un poco el esquema clásico, aunque los elementos primordiales están: los tiros, los indios y ese polvo del desierto.
Me hice un esquema, yo suelo trabajar y ponerme a escribir según me viene, pero como tenía una fecha de entrega, que fue mutando, pues necesitaba un guion para centrarme y no perderme demasiado por el camino. Y, joder, así es mucho más fácil. Tampoco os imaginéis un superresumen, el guion eran dos líneas, la idea principal de lo que iba a ocurrir y el cliffhanger. Lo que me resultó más complicadete fue escribir las escenas de viaje y que no resultarán ni aburridas ni repetitivas.
Está escrito en tercera persona, porque yo abuso mucho de la primera, pero para darle ese toque de inmediatez está en presente; y desde el punto de vista de los tres, aunque tienes más capítulos Harry y Caroline que Wilbur.

El tono del serial quería que fuera divertido. Pensé en la peli de La Momia, que es sencilla pero simpática y funciona bien, y lo trasladé al Oeste. Esa era mi intención, otra cosa ya es lo que parezca. Pero por eso los combates y las situaciones tienen esa pincelada no seria y poco grave. Lo peor de este tipo de estilos es que te hueles siempre el final, que acaban bien, así que para que no resultase un paseo por el reino Piruleta, hice que los personajes lo pasaran mal, un poco. Pero vamos, mi intención es que fuera divertida y fluida, y que ese elemento weird, que se va haciendo cada vez más importante, vaya intrigando. 

La verdad es que estoy contenta con el western, lo único que cambiaría sería mi no método de trabajo, que trajo de cabeza a David, poniendo a prueba su santa paciencia.

Espero que me digáis si estoy tremendamente equivocada.

¡Juzga por ti mismo!

Podéis leer el serial completo en Lektu (enlace Aquí).

2 comentarios:

  1. Tienes que escribir más, pues eres muy buena haciéndolo.

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  2. Hola! Yo lo leí y me pareció súper entretenido, en el estilo de la Momia, aunque sobre todo me recordó a la dinámica de los protagonistas de la Esmeralda Perdida (Michael Douglas y Kathleen Turner, para los que aún no peinan canas :p). Saludos!

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